Tiene que ser coherente, serio, dar cercanía y seguridad al que la lleva. Esto es lo que debe buscar el estilismo gubernamental, todo equilibrado para que el político resulte creíble.
Un político no debería ir jamás vestido a la moda, porque la moda es un sistema con caducidad y un político no puede permitirse caducar cada seis meses. Su objetivo es perdurar en el cargo y en el tiempo.
La mujer o se viste imitando la vestimenta de sus colegas masculinos o se feminiza, las dos opciones no eximen de juicio, siempre van a recibir críticas.
La imagen de la derecha se ha ido modernizando, sobre todo después de que el expresidente José María Aznar comenzase a lucir una melena informal.
En personas de más de 50 años el uniforme es más parecido, es una edad en que los cambios tampoco se aceptan tan rápidamente.
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